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lunes, 26 de noviembre de 2012

Trabajamos un pino sylvestris

En esta entrada volvemos a irnos de viaje a Galapagar ¿quién se viene? Trabajaremos un pino silvestrys.

Siempre que voy a un taller con David tengo las mismas sensaciones. Antes de ir toda la ilusión del mundo pero luego aunque me doy cuenta que voy aprendiendo bastante también veo que me queda muchísimo por aprender y lo que es peor, quemaría todos mis árboles porque se ve cada maravilla que acaba por deprimirte.
Pues nada, os cuento como fue la cosa.
David empieza siempre a darle mil vueltas al árbol con objeto de sacarle su mejor partido.


Propone dos soluciones, o levantarlo hacia arriba o inclinarlo más hacia delante. Todos los presentes incluyéndome a mí (que era el que decidía) optamos por inclinarlo.


Pues nada, cortó todo lo que sobraba e hizo los dos jines.


Ahora me toca enrafiar. Como ya sabéis primero una capa axial y luego una radial bien apretada.


Ya alambrado y con un tensor para bajarlo.


Pero este maestro nunca deja de sorprenderme. Al empezar a manipularlo se da cuenta que realmente es mejor levantarlo. Así que otro pequeño enrafiado…


Y empieza a preparar el tinglado


La barra de hierro la llevé yo que soy muy previsor.

Goma para proteger


Pero hay que procurar que doble por donde tiene que doblar así que maderita al canto


Ahora a tirar. Primero con la mano


Y luego con el sargento


Un poquito más


Y empieza el mago a hacer de las suyas colocando las ramas.


Pero de las dos ramas que ha dejado dice que una sobra porque puede hacer el ápice con parte de la otra rama. No corta la rama sobrante para no debilitar al árbol demasiado.
Un ratito y ¡ya está! El pino ha hablado


Acabo de quitar los alambres de las ramas después de un año y como ya sabía, se me han venido abajo. Su grosor aún no les permite sujetarse. Volveremos a alambrar (los pinos necesitan una paciencia que a veces no tengo).


Y digo… ¿por qué no le quito ya la rama sobrante? Utilizo el ya famoso método de ATPC.


Saludos

viernes, 23 de noviembre de 2012

El zorzal y la sabina o los yamadoris no vienen de París

Hace ya tiempo que descubrí que a los yamadoris no los traía la cigüeña y que tampoco venían de París. Pero entonces, ¡de dónde coño vienen???
Que la Naturaleza es sabia lo sabemos todos pero, ¿os habéis parado alguna vez a pensar por qué la fruta es tan sabrosa? La razón es la misma que el porqué algunas semillas tienen alas o púas o ganchos. Exactamente igual que porqué es placentero el acto sexual. El mecanismo de propagación de las especies es implacable y sin él, el mundo ya no existiría.

En su afán de reproducirse, las plantas emiten semillas pero con eso no basta. Estas semillas deben esparcirse y alejarse de la planta madre por varias razones ya que además de producir nuevas plantas, si estas estuvieran muy cercanas entre sí, deberían competir por los recursos necesarios de agua, nutrientes y luz solar. La germinación de una nueva planta cerca de otra ya crecida tiene pocas posibilidades de llevarse a cabo.

Pero vamos a ir centrando nuestro objetivo.

La parte dispersada se denomina diáspora, disémulo o propágulo (curiosamente ninguna de estas palabras aparece en el diccionario, al menos con este significado).

Y la sabia Naturaleza tiene varios mecanismos de dispersión:
Autocoria, cuando el agente dispersante es la propia planta. Baricoria, si caen al suelo por gravedad (la manzana de Newton). Anemocoria, si se dispersan por el viento. Hidrocoria, si el trasporte es el agua (incluso de mar en el caso de los cocos). Por último y acercándonos más a nuestro punto de llegada, la Zoocoria si las diásporas son dispersadas por animales.

Dependiendo del mecanismo de dispersión, esta puede ser: Epizoocoria, cuando se adhieren al animal, diszoocoria cuando los animales las trasportan para almacenaje (nueces, bellotas o bulbos) y Endozoocoria cuando la diáspora tiene que atravesar el aparato digestivo del animal. Ahí ya nos estamos quemando.

Por último, según el animal dispersante estamos ante: antropocoria, si es el hombre el que la dispersa voluntaria o involuntariamente. Mamaliocoria si son mamíferos. Entomocoria si se trata de insectos. Saurocoria si son reptiles y caliente, caliente, Ornitocoria si las que dispersan los propágulos son las aves.

Las plantas deben presentar frutos que sean vistos por los pájaros, que resulten atractivos y que permitan la dispersión cuando las semillas estén en condiciones adecuadas de viabilidad.
Las adaptaciones que presentan son:
1) Parte comestible atractiva (nutritiva y sabrosa).
2) Protección del fruto antes de la maduración de la semilla.
3) Protección de la semilla frente a la digestión (cubiertas duras).
4) Color vivo y, sobre todo, brillante de la superficie (para ser vistos por los pájaros).
5) Permanente adhesión a la rama.
6) Epicardio blando si la diáspora es la semilla.

Hay que tener en cuenta que los pájaros tienen un buen sentido de la vista, nulo olfato, vida arborícola y ausencia de dientes.

Hay también una serie de factores que hay que conjugar:
Exigencias energéticas y nutricionales del dispersante, así como la estructura de su boca (pico en este caso).

El aporte nutritivo debe estar de acuerdo con la demanda fisiológica. La planta produce los frutos de forma extensiva en la época en que más lo necesita el dispersante (el pájaro) y equilibra los nutrientes (siendo máximo el % de lípidos en la época próxima al invierno, cuando más lo necesita el animal).

En el fruto existen dos tendencias básicas: aumentar la relación pulpa/semilla y disminuir la suculencia (reducir el contenido de agua) pues el tamaño de la semilla no puede disminuir por debajo de un límite fisiológico determinado. Con ello se consigue aumentar el poder nutritivo sin aumentar el tamaño del fruto (que podría suponer que los pájaros picaran la pulpa sin ingerir las semillas). Es un hecho, que a medida que aumenta el poder nutritivo de un fruto, menor es el número de semillas que produce, lo que demuestra el éxito del mecanismo. En el monte mediterráneo, la pulpa supone entre el 30 y el 50% de los frutos, la semilla del 3,5 al 39% y el resto está constituido por agua.

Por otra parte, los requerimientos de la semilla para poder germinar: En muchas ocasiones, el paso de la semilla por el tracto intestinal de un animal es totalmente necesario para su germinación pues el ataque ácido que sufre permite que se rompan las cubiertas de protección de la semilla, cosa que de otra forma, no ocurriría.

La producción de frutos durante el otoño y comienzo del invierno permite conjugar las necesidades del dispersor con las de la planta pues ésta necesita que la semilla esté en el suelo antes de la estación fría para que se produzca un fenómeno de estratificación fría-cálida y seca-húmeda natural que requieren mucha semillas para germinar.

Mi historia, a punto de caramelo para presentaros a una gran familia de aves, los turdus (philomelos, visciuorus, pilaris, iliacus …). Hay otras especies que producen la ornitocoria como por ejemplo los estorninos (sturnus) a los que en mi pueblo siempre hemos mal llamado tordos, pero mi amigo, amigo de verdad, no es otro que el zorzal (turdus).



Dentro de los turdus (merula, torquatus,…) está también la familia de los mirlos a la cual pertenezco pues según mi suegra soy “un mirlo blanco” (es coña).


Y ¿a cuento de que viene todo esto? os preguntareis los pocos que hayáis llegado a este punto después del rollo que os he metido ¿Qué sería de las especies de bonsái como los mirtos, lentiscos y las emblemáticas acebuches y ullastres y nuestras queridas sabinas y juníperos todas ellas necesitadas de la endozoocoria para expandirse ?

Dicen que si las abejas desaparecieran, desaparecería el mundo. ¿Desaparecerán los acebuches y ullastres y las sabinas si desaparece el zorzal?

A pesar de todo esto aún hay energúmenos que están presionando con la caza la pacífica vida de los zorzales, llegándose a cazar miles y miles de ellos todos los años.




Un pobre energúmeno con una percha de zorzales


Bueno, no me critiquéis mucho que sé que amáis a los animales. Os puedo decir que he abandonado totalmente la caza y que mi única afición es el bonsái.
Saludos


miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un arce con sabor agridulce

La semana pasada vi a la venta en Portalbonsai un arce palmatum deshojo que me pareció estar a buen precio. Tenía ganas de un arce palmatum de una cierta calidad y lo compré. Así lo anunciaban.


La alegría de la compra se vio truncada al abrir la caja. Uno de los alambres de sujeción de la maceta se había roto y me encontré el árbol en diagonal con las tres ramas del ápice rotas y empotrado por arriba en una de las caras laterales de la caja. Se había quedado sin ápice.

Una vez sobrepuesto del disgusto y con la esperanza de que se trata de un buen árbol y que el tiempo lo arreglará, me puse a trabajarlo y antes de que me diera cuenta ya lo había alambrado entero. Corté bastantes ramas intentando darle la forma y tamaño que en esos momentos me parecía correcta.

Este es el resultado. Cuando tenga un ápice os lo volveré a enseñar a ver que tal.


Con un poco de fe e imaginación y con la ayuda de injertos, espero que tienda a ser esto.


Saludos

lunes, 19 de noviembre de 2012

Saichi Suzuki

Como ya habéis podido ver me gustan las historias y poder contároslas. Aquí tenéis una que no es una historia de árboles sino de una persona. No sé porqué pero con solo verlo me hubiera gustado que fuera mi abuelo, me despierta cariño, ternura y confianza. Después, al leer sus hechos me conmuevo aún más…

Esta entrada está sacada de un artículo de Bonsái Actual nº 100. Much@s lo recordaréis pero por si no…

Es cierto que las familias adineradas de Japón poseían las mejores colecciones de bonsái, pero ¿quién cuidaba realmente esos árboles? ¿Chûtaro Nakano, Oota Kohei, …?, no,no.

Un niño de 10 años acudía a la farmacia Watanabe de su barrio para comprar medicinas para su padre enfermo. En el mostrador de la farmacia vio un bellísimo pino negro japonés. Impresionado por su belleza, casi olvidó las medicinas. Aquel niño se llamaba SAICHI SUZUKI y nació en 1903. Luego volveremos a la farmacia…


Antes de la Segunda Guerra Mundial ya existía en la región de Chubu, cuyo núcleo está situado en la provincia de Aichi, un grupo de aficionados al bonsái con muy buenos conocimientos, como lo prueba que en 1938 tuviese lugar allí una feria de grandes bonsáis. En el barrio de Narimi, en Nagoya, existía el famoso centro de bonsáis de Omura que servía de punto de encuentro de aficionados y comerciantes de todo Japón. Su dueño, Hisaichi Kato solo se dedicaba a ese negocio y contaba con los mejores especialistas del momento para el cuidado de sus bonsáis, entre ellos Kinsaku Saita. Contaba también con un grupo de seis ayudantes del que destacaba Saichi Suzuki. Saichi era de carácter muy entregado y decidido y su pasión por el cuidado de los árboles hacía que en ocasiones se olvidara de comer o de dormir. Pese a su comienzo tardío -con 30 años- como discípulo de Tokien Kato y gracias a su dedicación y afición, avanzó muy rápidamente y aprendió las diferentes técnicas. Aunque era un hombre parco en palabras, su honradez y sinceridad le hacían ganar el aprecio de la gente y muchos de los que iban al local de Kato empezaron a llamarle para que cuidara de sus bonsáis.

Saichi empezó así a relacionarse con los aficionados de Okazaki, entre ellos Saburo Inagaki. Después de la guerra, Saichi pasó a ser el único cuidador de sus bonsáis, llegando a crear obras de gran prestigio, como el pino de cinco agujas Higurashi de Nakano (la verdad es que Nakano le ponía ese nombre hasta al perro), el junípero rígida Soryu y un ciruelo rojo premiado en la Kokufu.

Se cuenta una famosa anécdota en la que Suzuki se encariñó de un pino parviflora de corteza áspera que había visto en Tokyo. Después de mucho insistirle consiguió que Inagaki lo comprara. Saichi lo convirtió en una obra fabulosa y lo llevó a la Kokufu pero unos desaprensivos le echaron abono químico y se lo cargaron. Saichi sufrió una gran depresión y quiso retirarse pero Inagaski lo consiguió convencer de que “eso era lo suyo”.

Oota Kohei no debía ser tonto y fichó a Saichi. Este le acompañaba por todas partes para aumentar su colección. Oota preguntaba en las tiendas por el mejor bonsái y por el precio y con la excusa de no saber del asunto intentaba regatear. Esto avergonzaba a Suzuki. Y llegamos a un viejo conocido, ya que Kohei tenía a Higurashi, si, el chinensis célebre, a Kiyozuru y al famoso Daikengan. Seguro que Saichi los cuidó con esmero.
Saichi Suzuki se ganó el apodo de “el genio de los bonsáis”. Murió en 1992. Su hijo Toshinori y su nieto Toru han continuado la saga formando a muchos maestros de bonsái. Saichi fundó el vivero Daiju-en uno de los más famosos por sus magníficos pinos. Para los seguidores de Peter Tea Bonsai diré que su sensei y propietario del vivero Aichi-en, Junichiro Tanaka es yerno de Toru Suzuki.

Ahora os cuento rápidamente las historias de Hoo y de Zuisho no oyaki.
Habíamos dejado a Saichi en la farmacia de Watanabe. Cuando este murió, el pino salió a subasta y fue adquirido por Saburo Inagaki y aunque pasó por muchos propietarios (Iwasaki, Okazaki, ..) fue siempre Saichi su cuidador. Un día, el propietario decidió venderlo y Suzuki, un hombre modesto, no podía comprarlo. Haciendo un esfuerzo decidió pedir un préstamo para ello. Al enterarse el dueño (y ser Saichi tan buena persona) le propuso vendérselo a un precio bastante bajo pero Saichi no accedió al pensar que no era justo ese precio para tan magnífico bonsái. Siguió cuidándolo hasta su muerte y Hoo aún sigue vivo.


Al principio, Zuisho no oyaki era solo un pequeño plantón de origen desconocido, pero llegó a ser un gran bonsái gracias a sus encuentros casuales con varias personas.
Junto con Kinsaku Saita, Fukisaki Mankichi (también conocido por el Sr Man de Hama) era el mejor especialista en bonsáis en las décadas de los 20´s y los 30´s.


El Sr Man de Hama

Encontró un plantón interesante de pino de cinco agujas en un mercadillo cuando apenas medía 10 cm pudiéndolo adquirir por poco dinero. Como era un gran experto en el alambrado, consiguió sacar del plantón un árbol con una forma bellísima y lo expuso en su local. Por la gran cantidad de visitas y transacciones diarias un día se percató que esta planta no estaba y vagamente recordaba que se la había vendido a un tal Amano de Kamakura.
Al cabo de unos años, al visitar el Shogetsuen de Kamakura, el Sr Man encontró por casualidad aquel pino de cinco agujas. El árbol ya había crecido 20 cm y sintió un gran deseo de cuidarlo por lo que se lo llevó a su casa de Yokohama. Este pino no pertenecía a una especie muy singular aunque si poseía una excepcional vitalidad en sus hojas y brotes. Aunque el Sr Man lo cuidaba con ahínco, después de mucha insistencia y conociendo su buen hacer lo vendió a la tienda Kawakami Daihoen que a su vez lo vendió al propietario de un restaurante en Tokyo, Sosaku (mal nombre para un restaurador) Kubodera conocido por Sr Uomata. Gran aficionado a los bonsái se quedó sin ninguno después de la guerra. Gracias a sus cuidados, nuestro árbol pudo presentarse a la Kokufu aunque  esa edición de 1948 estuvo muy desvirtuada tras la desaparición de muchas obras maestras en la guerra. Sin embargo, llamó mucho la atención. Sobre todo a un comerciante de Okazaki, de la provincia de Aichi. Nada más y nada menos que nuestro abuelo Saichi. El pobre se quedó alucinado con él, pero su situación económica una vez más no permitió que pudiera comprarlo. Tras el primer encuentro con este pino de la variedad Zuisho, volvería a encontrarse con él dos años después, en 1950 ya que fueron casualmente a venderlo a su pueblo. Pero pedían tanto dinero que nadie quiso comprarlo. Saichi sentía tanto interés que consiguió que el vendedor se lo dejara. Se lo llevó a Oota Kohei pero a este no le gustó nada, dijo que era un plantón asqueroso. Me imagino que Saichi se movió rápidamente y consiguió la ayuda de unos expertos que finalmente convencieron a Kohei de la originalidad de este pino. Oota lo compró a regañadientes. Así nació la variedad Zuisho Oota (unos cardan la lana y otros se llevan la fama). ¿Y quién imagináis que se dedicó en cuerpo y alma a cuidar este bonsái? Pues si, el abuelo Saichi cumplió su sueño.
El árbol fue progresando de manera notable al igual que la felicidad de Suzuki.

Todo el mundo pudo apreciarlo en la 29 edición de la Kokufu. Kanichi Ichinose se deshacía en elogios.
Más tarde Saichi decidió empezar a formarlo en un estilo diferente, dejando crecer la rama inferior recta, creando así un estilo que llegó a ser el habitual de esta especie.

 
También consiguió reproducir esta especie mediante técnicas de acodo, injerto y esqueje y extenderla varias generaciones.
Muerto Oota su familia subastó el pino volviendo a cambiar de manos y de nuevo a las de Kawakami Daihoen. Después a Masumoto.
En 1960 Suzuki puso el nombre de Zuisho a esta variedad de pino.
En 1966, se presentó por tercera vez a la Kokufu pero con más atractivo aún.


Pero más adelante al pasar a las manos de un aficionado de Odawara, fue deteriorándose por falta de riego y murió en 1978.


Nuestro querido Saichi comentaba en sus últimos años entre lágrimas que había sido una pena y se arrepentía de no haberlo adquirido antes de que se deteriorase ya que estaba seguro de que hubiera podido salvarlo.
Murió un árbol pero nació una variedad que también inmortalizó a nuestro querido abuelo Saichi.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Historia de un arce buergerianum 2ª parte

Se me había olvidado comentar en la primera entrada que esta no es una historia completa, es decir, no podré enseñar al final un árbol formado y ramificado, solo está en fase de desarrollo. Pero seguimos con la penúltima…

Había llegado el momento de cortar el ápice de nuevo para conseguir la conicidad requerida. Lo corto más arriba de la cuenta para que brote y se pueda seleccionar el brote más adecuado.


Este es el momento del trasplante en esta pasada primavera.


Había llegado también el momento de acortar el nebari por los laterales ya que esas potentes raíces estaban algo desproporcionadas.


Decidí esperar un año más para plantarlo en una maceta de bonsái plana pues al acortar las raíces laterales no quise quitar todas las centrales. La próxima primavera haré esa maniobra para que el nebari mejore en todas direcciones.


Ya están cayendo las hojas, pronto continuará…

lunes, 12 de noviembre de 2012

Alcobendas 2012

El motivo de esta entrada es agradecer su amabilidad a todas esas personas que en mayor o menor grado, han tenido que aguantarme durante la celebración del VI MMBA celebrado en Alcobendas. También, por supuesto, a la organización pues de su esfuerzo hemos podido disfrutar todos.

No puedo decir que haya sido un fin de semana ya que llegué el sábado a las 17 h y me fui corriendo porque perdía el AVE el domingo a las 12 h, pero sí unos momentos inolvidables. Ya decía Kato que el bonsái nos une a todos.  

Mucha gente conocida y otras por conocer. No voy a poder nombrar una por una a todas esas personas porque seguramente me dejaría a alguien pero sí quiero hacer algunas menciones.

En primer lugar a mi amigo Salvador de los Reyes que es el que más tiempo me ha aguantado. Además de gran entendido, mejor persona.

A Tiko Kalera por dos razones. Me acompañó bastante rato del sábado por la tarde cuando le comenté que ya era hora de tomarse unas cervecitas. La otra razón es por presentarme a Patricia, la encantadora propietaria de Pas Pottery. Sí bien ya conocía su página web y por tanto su bien hacer y buen gusto con la cerámica, al poder ver las macetas en directo pude comprobar la excelente calidad y gusto con las que están hechas. Algunas de ellas me acompañaron a casa y os puedo asegurar que son maravillosas.

También me gustaría agradecer a Jose María Rubio su gran amabilidad durante la cena en la que pude disfrutar de una agradable charla con todos los compañeros de mesa.

He tenido alguna que otra anécdota, como saludarme con Beti de Bonsai Center Sopelana como si nos conociéramos de toda la vida o la forma en la que gracias a ella conocí a María Rosa Bonet una de las personas más admiradas por mí en este nuestro mundo de las plantas y con la que también compartí un rato agradable. Desde aquí vuelvo a pediros disculpas a las tres por haberos mareado de un sitio para otro sin encontrar lo que buscábamos. Y gracias también a Loli que formaba parte de ese grupo y que siendo la persona más buscada del concurso también me regaló con su compañía durante un buen rato.

Gracias al Tim en general por deleitarnos y acompañarnos (cuando iba en el tren hacia Alcobendas se me estaban poniendo los dientes largos de lo que colgaban en la web) durante ya tanto tiempo en su blog y a Luis Vila en particular por su amabilidad durante los ratos que compartimos. Yo también soy de los que pienso que su sabina debería haber ganado el concurso.

Por último quiero hacer una mención especial a Antonio Romero, ese valenciano que hace unas mesas para bonsái que quitan el hipo. Cada día su esfuerzo se ve recompensado en la fabricación de unas mesas cada vez más bonitas e interesantes en cuanto a precio. No pude resistirme a encargarle una mesa con uno de sus últimos diseños. Como persona chapeau. Gracias Antonio. Os aconsejo que visitéis su blog eltallerdelbonsai.blogspot.com/.

Decía Salva en Facebook que él sin presentar ningún árbol había sido el ganador del concurso MMBA 2012. Bueno pues tendremos que compartirlo ex aequo porque yo también lo fui. Si llega a ir mi amigo Moyano ya hubiera sido la leche.

Un  abrazo a tod@s

Pd: De los árboles ya os hablarán personas mucho más entendidas que yo

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Historia de un arce buergerianum 1ª parte

Siento volver a hacer una entrada por partes pero para ver el final de esta debo esperar a la caída de la hoja…

Hace algún tiempo compré un arce buergerianum en Medibonsái. Como siempre, recibí un trato excelente por parte de Germán y sobre todo me impactó la magnífica calidad del embalaje en el que me lo enviaron.

Bueno pues el arce se anunciaba a la venta en sus páginas de esta guisa.


Yo quería un árbol de estas características para, empezando de cero, intentar sacar un árbol en condiciones, dentro de mis modestas habilidades.

Así me llegó a casa.


En primer lugar como siempre, miré el nebari. Un potente nebari en ambos lados pero nada en el frente ni en la espalda. Primer reto pues injertar las raíces necesarias para darle una apariencia de distribución radial.
Por otra parte había que ver que distribución de ramas conseguía “por las buenas” para injertar otras donde fuera necesario “por las malas”.
Hacía falta un ápice. El brote adecuado salió y lo preparé como tal.



Pues nada, esperé a la época oportuna y ¡a injertar! En principio hice dos injertos de ramas (los pongo ya agarrados). Uno sería nada más y nada menos que la primera rama a la izquierda.


Y otro una rama alta a la derecha




Luego toco el turno a las raíces. Injerté dos a cada lado del árbol.




Como habéis visto utilicé para fijar los injertos lo primero que tuve a mano que me pareció adecuado, es decir, las grapas del cable de la antena de televisión, dándole la vuelta al plástico.

Y ahora a dejarlo crecer.


Pero creceeeeeer, había que conseguir un buen ápice aunque por el momento fuera en detrimento de las ramas bajas ¡Ya habrá tiempo para ellas! ¿3 metros son suficientes?


Eché mano de la mejor herramienta que hay en bonsái. Sí, lo has adivinado, “el paso del tiempo”.
Y ¡ya tenía ápice! Podía cortar el muñón sobrante ¡Cómo se nota que me regalaban la pasta cicatrizante! Más tarde haría falta hacerlo otra vez para conseguir conicidad.


Y el ápice siguió creciendo y cicatrizando


Y los injertos de raíz, también crecían.


Pero había otro hueco en las ramas ¡injerto que te crió!


Continuará… aunque nos vemos antes en Alcobendas

lunes, 5 de noviembre de 2012

Un pequeño chaenomeles

Hace unos años cogí un esqueje de un chaenomeles del grosor de un lápiz que me encontré en un jardín. No tenía muchas esperanzas de que enraizara pero no tardó mucho en dar señales de vida. Por aquel entonces yo no sabía que se trataba de una de las especies más resistentes que hay. Ya puedes hacerle perrerías que se empeña en vivir y como si nada.

No sé porqué pero lo dejé crecer libremente sin ponerle ni un solo alambre (creo que leí en alguna parte que esta especie se formaba solo con tijeras aunque tampoco lo hice así). Mi alegría fue mayúscula cuando un buen día empezó a regalarme sus preciosas flores.




Al cabo del tiempo, la rectitud de sus ramas empezó a hacerme daño en los ojos. Tanto tiempo cuidándolo y disfrutando de sus flores pero ya no estaba contento. Había que empezar de cero. Para ello lo podé entero habiéndolo plantado con antelación en una cesta a modo de colador. Mucho abono y a ver si respondía bien. Como no podía ser de otra manera, el chaenomeles brotó, vaya que si brotó y yo empecé a hacerle curvas como un loco. Tampoco se puede decir que sea una planta que ramifica bien.


Y creció más



Esta pasada primavera lo pasé a maceta y volvió a florecer.


No hay nada mejor que los bonsáis de flor y fruto. Esta especie tiene también la buena costumbre de despertar la primera en mi jardín y aún con fríos invernales empieza a brotar y a presagiar una nueva estación de crecimiento.